Youssef Chahed

Con Youssef Chahed, Túnez estrenó el 27 de agosto de 2016 a su sexto primer ministro desde la caída de la dictadura benalista en la Revolución de hace un lustro. Agrónomo de profesión, hasta ahora ministro de Asuntos Locales y miembro de Nidaa Tounes, el partido centrista del presidente de la República, Béji Caïd Essebsi, quien le nombró para el cargo a comienzos de mes, Chahed toma el relevo al prematuramente desgastado Habib Essid, al que la Asamblea retiró la confianza al cabo de año y medio de gestión, y pasa a pilotar un Gabinete de "unidad nacional" expandido a seis partidos, sin faltar los islamistas de Ennahda, y recostado en una confortable mayoría absoluta.

La mudanza gubernamental en la II República Tunecina acontece cuando el pequeño y vulnerable país magrebí, único de aquellos donde prendieron las revueltas árabes en el que funcionó la transición democrática consensuada, se preservó la integridad territorial y prevaleció una sociedad con un alto grado de madurez cívica y pluralismo -en tanto que Libia, Siria, Yemen y Egipto siguen asolados por la guerra civil, la partición territorial y la represión autocrática-, lucha denodadamente por atajar el sabotaje terrorista del Estado Islámico, que ha causado quebrantos a su industria turística, y busca fórmulas para relanzar su baqueteada economía y dar empleo a los jóvenes.

Chahed traza un diagnóstico sombrío de la situación social y económica tunecina, y se hace eco de los profundos malestar y desilusión populares ante la falta de expectativas de progreso y el peso de la corrupción. El nuevo primer ministro reconoce con franqueza que el país vive "tiempos difíciles" y avisa que es hora de adoptar "decisiones audaces" y "sacrificios excepcionales", con lo que parece aludir a la ejecución de unas reformas estructurales que sus predecesores en el cargo pospusieron de manera sucesiva.


(Texto actualizado hasta agosto 2016)

Oriundo de Túnez capital, en 1998 se diplomó como ingeniero agrícola en el Instituto Nacional Agronómico de Túnez (INAT) y posteriormente profundizó sus estudios en Francia, en el Instituto Nacional Agronómico París-Grignon (actualmente integrado en el Instituto AgroParisTech), donde en 1999 obtuvo un Diploma de Estudios Avanzados (DEA) en Economía Ambiental y Recursos Naturales. En 2003 redondeó su currículum con el doctorado en Ciencias Agronómicas, que defendió con una tesis en la que estudiaba el impacto de la liberalización del comercio agrícola en los mercados locales.

En lugar de ejercer su peritaje en los escalafones de la administración del Estado tunecino o en el sector privado, Chahed emprendió una carrera académica que le condujo a dar clases en el extranjero. Durante varios cursos fue profesor titular de Agroeconomía en el Instituto Politécnico LaSalle de Beauvais, en el departamento francés de Oise, así como profesor visitante en las universidades de São Paulo, Tokyo y otras. Paralelamente, trabajó para la Comisión Europea y el Departamento de Agricultura del Gobierno de Estados Unidos, que contrataron sus servicios como experto internacional en políticas agrícolas. Aunque desligado del aparato funcionarial del régimen autoritario del presidente Zine El Abidine Ben Alí y el partido RCD, no dejó de tomar parte en los procesos que afectaban al agro tunecino, como el desarrollo de cooperativas y la incorporación a la normativa del país de los estándares internacionales sobre seguridad alimentaria.

La faceta política de Chahed arranca de resultas de la histórica Revolución popular de 2011, que liquidó la dictadura benalista y puso en marcha una transición a la democracia erizada de obstáculos pero finalmente exitosa. En abril de 2012 el profesor figuró entre los fundadores del Partido Republicano (Al Joumhouri), formación surgida de la amalgama de una serie de agrupaciones centristas y social liberales, la más importante de las cuales era el Partido Democrático Progresista (PDP), con Maya Jribi de secretaria general. Los republicanos ganaron un solitario escaño en las elecciones de octubre de 2014 a la Asamblea de Representantes del Pueblo y se situaron en la oposición a la Troika, la alianza tripartita del partido islamista Ennahda, el Congreso por la República (CPR) y el también centroizquierdista laico Ettakatol, que conformó los gobiernos de coalición encabezados por los primeros ministros islamistas Hamadi Jebali y Ali Larayedh (2011-2014), y que dio soporte parlamentario al Gabinete técnico de Mehdi Jomaa (2014-2015).

Antes de considerarse culminada la transición política en 2014 con la adopción de la nueva Constitución y la celebración de elecciones presidenciales y legislativas, Chahed abandonó Al Joumhouri y se incorporó a Llamada de Túnez (Nidaa Tounes), el partido de centro laico y liberal que conducía el octogenario Béji Caïd Essebsi, antiguo funcionario burguibista y quien fuera durante unos meses primer ministro de Túnez tras la caída de Ben Ali. Casado y con una hija, resultaba que Chahed tenía un vínculo familiar con Essebsi, si bien colateral y no biológico: aquel era hermano de una tía suya, esposa de un tío carnal. En octubre de 2014 Nidaa Tounes se impuso a Ennahda en las elecciones parlamentarias con una mayoría simple y dos meses después Essebsi resultó elegido presidente de la República, de manera que Nidaa Tounes se aseguró el control de las dos oficinas del poder ejecutivo.

En enero de 2015 el flamante jefe del Estado nombró primer ministro a un tecnócrata independiente próximo a su persona, Habib Essid, como Chahed un especialista en agronomía, aunque en su caso aportaba una amplia experiencia en el sector público, además de haber fungido brevemente de ministro del Interior. El nuevo Gobierno Essid, integrado por cuatro de los cinco partidos con más escaños en la Asamblea de Representantes y por lo tanto apoyado en una amplísima mayoría parlamentaria, tomó posesión el 6 de febrero y para el mismo fue reclutado Chahed en calidad de secretario de Estado de Pesca adscrito al Ministerio de Agricultura, Recursos Hidráulicos y Pesca. El autor de memorandos y documentos técnicos sobre políticas públicas para la promoción del sector agroindustrial parecía un hombre idóneo para llevar la cartera de Agricultura, pero en enero de 2016 Essid le confió la de Asuntos Locales, área que de todas maneras también tocaba las problemáticas del campo. Como ministro de Asuntos Locales, Chahed abordó un proyecto de creación de 61 nuevas colectividades municipales.

Llegado el verano de 2016, el pequeño país magrebí se encontraba seriamente perturbado por la sangrienta ofensiva desencadenada en marzo de 2015 por el Estado Islámico y elementos terroristas conexos (grandes atentados contra el Museo del Bardo, el hotel próximo a Sousse y el autobús de guardias presidenciales en la capital del país, seguidos, en marzo de 2016, del combate campal en Ben Guerdane entre guardias nacionales y yihadistas infiltrados desde Libia, cuatro agresiones que sumaron el centenar largo de muertos), a la que el Ejecutivo venía respondiendo con la declaración del estado de emergencia, el cierre de mezquitas, la destitución de funcionarios y oficiales, el blindaje de la frontera con Libia y, no sin una fuerte controversia, la restauración de la pena de muerte para los crímenes por terrorismo.

El clima de inseguridad estaba resultando letal para la industria turística, puntal de la economía nacional, y al mismo había que sumársele la creciente frustración popular, en particular de los jóvenes, por la falta de reflejos del Gobierno para revitalizar el crecimiento, generar riqueza, crear más empleo, acabar con la corrupción y, en suma, revertir el deterioro de las condiciones de vida de extensas capas de la población. El 30 de julio la Asamblea de Representantes, haciéndose eco de todo este malestar, provocó la caída de Essid al negarle el voto de confianza en una moción presentada por el cuestionado primer ministro.

El 3 de agosto el presidente Essebsi encargó la formación del nuevo Gobierno de unidad a Chahed, quien asumió la misión lanzando el aviso para todos, gobernantes y gobernados, de que Túnez vivía "tiempos difíciles", y de que había llegado el momento de adoptar "decisiones audaces" y "sacrificios excepcionales". "Hasta ahora hemos sido incapaces de alcanzar los objetivos de la Revolución", añadió Chahed en su sombrío diagnóstico de la realidad socioeconómica nacional, sin dejar de mencionar un escenario de "austeridad". Para recuperar la "esperanza" y la "confianza" perdidas por los ciudadanos, en especial los de menor edad, el próximo primer ministro prometía alinear un "Gobierno de los jóvenes" y con más mujeres ministras.

Las consultas emprendidas por el todavía responsable de Asuntos Locales desembocaron en un acuerdo de coalición expandido a seis formaciones: además de Nidaa Tounes y Ennahda, los partidos Afek Tounes, Al Joumhouri, Al Massar y Alianza Democrática. Finalmente, el Gabinete alineado por Chahed el 20 de agosto no mostró muchos cambios; entre otros, continuaron en sus puestos los titulares independientes del Interior, Hédi Majdoub, y de la Defensa, Farhat Horchani, así como el responsable de Asuntos Exteriores, Jemaies Jhinaoui, colega de Nidaa Tounes. Seis puestos con cartera fueron para mujeres, entre ellas la independiente Lamia Zeribi, nueva ministra de Finanzas.

El 26 de agosto el Gobierno Chahed superó el visto bueno de la Asamblea con 167 votos a favor, 22 en contra y cinco abstenciones. El partido liberal Unión Patriótica Libre, que venía de sentarse en el Gabinete cuatripartito de Essid, y el Bloque Al Horra aceptaron respaldar a Chahed y su equipo, los cuales tomaron posesión de sus puestos en la jornada siguiente. A sus 40 años, Chahed era el más joven jefe de Gobierno en la historia de Túnez, dato que quedaba resaltado por el medio siglo de vida que le separaba del muy anciano, aunque en excelente forma, jefe del Estado, Essebsi.

(Cobertura informativa hasta 1/9/2016)